Uno de los mejores momentos para disfrutar de la isla de Mallorca son los meses de primavera. Aterrizar en este paraíso mediterráneo se convierte en una experiencia seductora y única. Quedan lejos las aglomeraciones estivales y el calor sofocante, pero los cielos están despejados y los días son largos y luminosos, ideales para exprimir la belleza de la isla.
La primavera en Mallorca ofrece grandes ventajas al viajero: se pueden visitar los apacibles parajes escondidos del interior y al mismo tiempo disfrutar de lo mejor de la costa. Hay hasta quien se atreve a darse el primer baño de la temporada, si la temperatura del agua lo permite. Además, al no haberse iniciado la temporada turística, encontrar vuelos baratos a Palma de Mallorca es relativamente sencillo.
En los meses de marzo, abril y mayo, la belleza del paisaje interior de la isla iguala, incluso supera, al de sus legendarias playas y calas. Después de las lluvias del invierno toda la isla está cubierta por un manto verde salpicado por el blanco de la nieve que se aferra a sus últimos días en las cimas de la Serra de Tramuntana y el de los almendros en flor que se extienden con un singular encanto por la Mallorca rural.
Comprenderemos de dónde viene el apelativo de «la isla de la calma» paseando por las calles de sus pueblos, los paseos marítimos de las zonas de litoral y los caminos de montaña y el campo mallorquín, llenos de vida, así como de colores y olores.
Y es que el clima invita a salir a descubrir estas maravillas, en manga corta, a pie, en bicicleta o con un coche de alquiler. Disfrutaremos igual tanto si escogemos un hotel en la ciudad, un apartamento junto al mar o un agroturismo de interior. Un destino ideal para la Semana Santa, una escapada de fin de semana o unas breves pero fabulosas vacaciones.