325 km. es la distancia que separa a las ciudades de Madrid y Valencia. Hasta diciembre de 2010 la mejor forma de desplazarse de uno a otro destino era el avión, el medio más rápido y cómodo, que nos evitaba embotellamientos y nervios en carretera.
Pero en diciembre empezó a funcionar el AVE (tren de alta velocidad) entre ambas ciudades, convirtiéndose en un duro competidor para las aerolíneas. Cada vez más gente cambia el tren por el avión, una opción más ecnómica y ahora bastante más aceptable, por el confort y la puntualidad del servicio, claramente mejorada. La tendencia parece imparable. En primavera, solo unos meses después, tanto Iberia como Ryanair tiraban la toalla y se resignaban a suprimir sus rutas entre Barajas y Manises.
La espectacular caída del número de pasajeros en los últimos meses, acabó de decidir a Iberia a entregar dejar este servicio en manos de filial regional Air Nostrum, que opera estos vuelos con aviones más pequeños, con capacidades de entre 50 y 100 plazas, reduciendo también el número de frecuencias aunque potenciando las reservas de billetes con ofertas de vuelos y tarifas bastante asequibles. Quien siga prefiriendo el avión, tiene opciones interesantes.
Mientras esto pasa, el AVE sigue aumentando sus cifras de pasajeros, llegando a triplicarlas después del verano. Se puede decir, sin temor a equivocarse, que en la batalla entre el tren y el avión, en este caso ha ganado el ferrocarril. Esto es al menos lo que opinan la gran mayoría de viajeros, tanto los residentes en la capital de España como los vecinos de la ciudad del Turia, que han hecho ya su elección.