Fueron los propios italianos los que eligieron hace algunos años a través de una encuesta de un conocido periódico nacional la que consideraban la playa más bonita de Italia: Tropea. Siempre es difícil elegir una sola entre las miles de playas hermosas que adornan sus más de 7.600 km de costa.
Tropea se halla en la región de Calabria, al sur del país, una encantadora localidad costera que se extiende sobre la cima de un impresionante acantilado. A sus pies, la maravilla: una playa de rocas y finísimas arenas de un color blanco radiante que algunas han comparado por su textura y su brillo a la harina.
Lo ideal es hacer una visita combinada de la playa y el casco viejo de la localidad, una experiencia fabulosa para cualquier viajero.
Tropea, un pueblo cobre el acantilado
Según la leyenda, fue el héroe Hércules el que fundó esta ciudad. Durante la época medieval Tropea vivió una época dorada de prosperidad y de esos años datan casi todos los edificios históricos que hoy vemos, torres e iglesias, todos asomados al acantilado, una zona llamada Balcone donde desembocan sus estrechas calles.
El paseo está cuajado de monumentos, pizzerías y tiendas de recuerdos, ideales para completar un buen día en la playa, o para coger fuerzas antes de bajar hasta ella.
Y es que hay varias opciones para descender a la playa: la primera, bajar por detrás de la Catedral, pasando por la Porta Nuova y tomando el encantador camino que nos lleva directo al puerto deportivo; la otra, desde la roca de San Leonardo y sus impresionantes vistas bajando uno a uno los 300 escalones que levan hasta la arena.