Algunos monumentos y atracciones turísticas esconden un lado oscuro. El espectacular y grandioso Golden Gate de San Francisco también, pues es el lugar que muchas personas eligen cada año para quitarse la vida. Por eso también es llamado «el puente de los suicidas».
Se calcula que, desde su inauguración en el año 1937, más de 1.600 personas se han suicidado arrojándose al vacío desde la roja estructura de este puente. 46 solamente el año pasado. Una estadística estremecedora que nos hace mirar a este icono de San Francisco, una ciudad muy popular por su atmósfera de tolerancia y libertad, con otros ojos.
Las autoridades de la que en los 60 fue llamada «la ciudad del amor» han decidido actuar y poner fin a este incesante goteo de muertes. Esta es la solución, que esperemos que funcione:
Una red anti-suicidios
En efecto, una gran red metálica instalada con el objetivo de desalentar a aquellos que quieran saltar desde el puente y, en caso de que lo hagan, impedir que caigan al agua.
Hay que destacar que el Golden Gate de San Francisco no es sólo el mayor punto negro en cuanto a suicidios de Estados Unidos, sino también el segundo a nivel mundial, sólo por detrás del puente de Nankín sobre el río Yangtsé en China.
La construcción de la red va a resultar muy costosa: nada menos que 76 millones de dólares, que saldrán de agencias de transporte tanto locales como federales, y de una partida de 7 millones de dólares que aportará el fondo para la Ley de Servicios de Salud Mental de California. También hay preocupación por el impacto visual de la misma, teniendo en cuenta que se trata de un icono para muchos turistas. Pero lo importante es que esta red, sea fea o bonita, cumpla bien con su cometido.