Desde el año 2002 la ciudad de París consiguió subsanar la única carencia que le impedía superar a ciertos destinos turísticos del mundo. La capital francesa lo tenía todo menos playa.
Es cierto, sería una locura comparar el invento de Paris Plage con las playas galas de la Costa Azul o con cualquiera de las miles que hallamos en la costa española. Pero se trataba de tener playa, y lo más fácil era inventarse una a orillas del Sena.
Cuando llega el calor estival, las vías situadas en las orillas del río se vuelven peatonales y se transforman en una improvisada estación balnearia. Cuatro semanas (desde finales de julio a finales de agosto) en las que los parisinos y todos los que visiten la Ciudad de la Luz pueden jugar a imaginar que están en una playa de verdad.
Arena, tumbonas, helados y conciertos… En Paris Plage no falta de nada, incluso un servicio de préstamos gratuitos de libros, una cancha de voley playa y hasta cursos de aquagym.
La primera sección playera que se acondicionó tiene una longitud de 3 kilómetros y va desde el Louvre al Pont de Sully. Este espacio está dedicado por completo a las actividades al aire libre, con chiringuitos, juegos infantiles y un gran escenario para conciertos y obras de teatro.
Le Bassin de la Villette es el más moderno de los emplazamientos playeros de París. Es una auténtica base náutica para la práctica de remo, piragüismo, patinaje, vela y deportes acuáticos. Un lugar ideal para disfrutar del agua, tomar algo en los kioskos y hacerse la ilusión de que estamos lejos del ruido y las prisas de una gran ciudad, a cientos de kilómetros en algún rincón de playa.
Todos los espacios de Paris Plage están abiertos ininterrumpidamente desde las 8 h. hasta medianoche.